lunes, 9 de marzo de 2009

Amistad


Si sientes que todo perdió su sentido, siempre habrá un ¨te quiero¨, siempre habrá un amigo. Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta.
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
¿Que sería de nuestra vida sin los amigos? Aquellas personitas que nos cuidan, que nos quieren, que nos respetan tal cual son y quienes en aquellos momentos dificles con solo una palabra hacen que todo tenga sentido y nos dan la fortaleza necesaria para afrontar las adversidades.
Como darles las gracias, ¿Qué palabra elegir? ¿Que gesto será aquel que exprese tantos sentimientos? El momento del abrazo, que quizas no es temporal, sino que tiene un peso mayor al tiempo...
Gracias a todas ustedes amigas, no hace falta nombrarlas, ustedes ya saben quienes son... gracias por todas las cosas que me enseñan en el día a día, todas las alegías que me brindan, todas esas sonrisas que compartimos, esas tristezas que aunque duelan nos hacen madurar juntas... en fin todo lo que vivimos lo tengo guardado en mi corazón. Las adoroo!!!

Pérdida de identidad


El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo (Friedrich Nietzsche).
Que extraña necesidad anda absorviendo a los seres por ahi que hace que hasta las cosas mas simples dejen de serlo y se conviertan simplemente en algo impuro y repetido. Hay tantas cosas maravillosas por descubir, que solo siguen a la espera de que algun ser interesado que anhele recorrerla, que anhele conocerla en su profundidad.
Cuanta semejanza en reacciones, en opiniones, y con esto no quiero decir que haya una contina lucha, sino que existe la variedad de opiniones, y todos somos capaces de poder expresar nuestro sentir... que pena me da ver que ya no exista individualidad, que la peronalidad se este perdiendo por solo concordar con la masa y no quedar excluido de un "sistema".

A la casa de las palabras


A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.En la casa de las palabras había una mesa de colores. En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada porta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino…

"El libro de lo abrazos", de Eduardo Galeano